"Gracias Edu, ésto es un gran regalo"
Aquel domingo fue un día especial. Hacía más de un año que me habían detectado tres lesiones en el cerebro y mi estado de ánimo no se había recuperado aún.
Una mezcla de conflictos internos gobernaban mis pensamientos y las sensaciones contradictorias me hacían difícil vislumbrar un futuro con optimismo.
Miedo, confusión, sentimiento de culpabilidad por no haber sido capaz de apreciar todo aquello que había conseguido. Casi, Aburrido de vivir, sin excesos ni defectos, sin ambiciones ni carencias, sin objetivos a medio o a largo plazo salvo de no ser una carga para mis seres queridos.
Volvamos a aquel domingo de mayo…
Poco o nada sabía de las medicinas alternativas aunque vengo utilizando la homeopatía desde hace años por cercanía familiar aunque con unos resultados personales poco evidentes.
Me encantó aquella primera sesión en casa, donde empezó todo. Con solo mirarme las manos y tras intercambiar algunas frases había quedado retratado de forma evidente y el hablarme sobre mí, fue como si por primera vez, viera mi interior reflejado en un espejo.
Conocerse a uno mismo y tomar conciencia de lo que realmente te sucede es el primer paso para poner remedio. Está claro que mi estado de profunda melancolía, por vieja y arraigada, había nublado la realidad en la que me encontraba.
Breve fue la charla pero suficiente para encontrar un punto de inicio desde donde empezar a trabajar. Después llegó la sesión “energética ” o como se le llame a lo que haces en contacto con la energía que nos rodea.
Recuerdo palpitaciones en la cabeza y el plexo solar y un hormigueo intenso en diferentes lugares del cuerpo.
Desde aquel momento empecé a sentirme mejor. Algunas de los síntomas que yo tenía, como los leves espasmos involuntarios, continuaron produciéndose durante algunos días sin embargo la seguridad de que serían pasajeros me daba una tranquilidad que no había sentido desde hacía meses.
Durante varias semanas continuamos el tratamiento en aquel pequeño consultorio. Las sesiones que siguieron a aquella primera experiencia fueron mucho menos “sorprendentes”. Puede que por el ruido de las obras, puede que por la minúscula habitación donde hablábamos sentados sobre la camilla, puede que por mi precaria situación económica que me impedía valorar justamente el trabajo lento pero seguro que íbamos haciendo día a día.
Efectivamente, poco a poco hemos ido organizando aquellos puntos desordenados de mi existencia, hemos ido haciendo una lista de prioridades y objetivos por los que vale la pena moverse, hemos ido iluminando cada rincón oscuro de mi vida. Con mi mundo ordenado, la cabeza organizada y mis objetivos claros ha sido fácil hacer girar esta rueda de molino, que aunque pesada y enorme, contigo SE MUEVE.
Al igual que cuando se estudia una lengua o se aprende a conducir, los avances no se notan de un día para otro pero una mañana te levantas, lo vuelves a intentar y te das cuenta de lo mucho que has aprendido. Puedes hablar y conducir, mal, pero lo haces, y eso es lo importante.
He recuperado fuerza en los brazos, sobretodo el izquierdo que lo sentía más débil. La ilusión ha vuelto a tener un espacio en mi agenda y mis ganas de hacer cosas se han multiplicado y lo mejor es que va a más. Me encuentro mucho mejor.
Nunca he sido creyente practicante, ni ateo, ni tampoco esotérico, ingenuo o inocente. Me gusta darle al coco y filosofar sobre la inmensidad del cosmos y su relación con nosotros. Pero desde una lógica estadística que lo hace razonablemente sobrehumano y a la vez, bueno. Por tanto, desde esa filosofía de parvulitos he llegado al convencimiento de una única fuerza sobrehumana, inteligente y conciente capaz de mover todo este tinglado que tenemos montado: El Amor.
Desde el ambiguo diagnostico de esclerosis, me he acercado a Dios. He buscado desde mi limitada experiencia con lo divino una respuesta. Sé que el poder de la mente es infinitamente superior al que los médicos piensan. Sé que el poder del espíritu es infinitamente mayor al que los ateos piensan. Y con una mente y un espíritu trabajando en positivo es imposible obtener un resultado negativo.
No sé si Dios me está curando de tanto pedirle o ha intervenido para conocerte, en cualquier caso: “Cuando deseas algo con todas tus fuerzas, el universo conspira para que se produzca” P.Coelho
EL viernes pasado me dieron el resultado de la última resonancia magnética. La lesión más importante que apareció el año pasado ha desaparecido casi por completo, solo queda una pequeña huella que indica que estuvo allí. El resto, todo bien, salvo una minúscula mancha inactiva rastro de una lesión ya desaparecida.
Con todo, mi vida ha cambiado mucho en el último año. Ha dado un vuelco importante y con tu ayuda creo haber encontrado el camino.
Edu, 8.07.2009
Duración del tratamiento Mayo 2009 - Julio 2009
Gracias Edu, esto es un regalo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario